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El estudio de algunos restos conservados y las excavaciones arqueológicas ha permitido saber a grandes rasgos cómo fueron los últimos momentos se esta ciudad, que tras sufrir un duro asedio, fue tomada al asalto y destruida.
El elemento más importante relacionado con este asedio es sin duda la rampa de asalto que se localiza a los pies del extremo sur del Cabezo. Se trata de una lengua de tierra que se fue acumulando en dirección a la acrópolis de la ciudad, enterrando calles y casas de la zona baja, justo hacia un tramo de muralla que apareció derrumbado cuando se excavó el yacimiento.
Las rampas de asalto se realizaban para salvar las defensas exteriores, como el foso en este caso, y aproximar una torre de asalto móvil con un ariete para derrumbar las murallas. Este parece que fue el caso de Azaila.
Otros indicios, como la aparición de barricadas en las calles, armamento como catapultas de torsión, proyectiles de piedra y losas de la calle levantadas formando campos de piedras hincadas, hablan de un prolongado asedio a la ciudad, que se había preparado para resistir.